Hay personas que a través de las apuestas van creando una dependencia que se vuelve nociva, tanto para su salud física como mental, haciendo que pierda el control de su vida así como el laboral.

 

Es por eso que debe evitar situaciones que pongan en riesgo su bienestar social y familiar, lo cual conlleva que pierda su autonomía y hasta su libertad.

 

Puede que ha una persona le gusten las apuestas deportivas solo por entretenimiento, pirque estaba con un grupo de amigos en algún evento deportivo y la euforia de ver a su equipo arriba en el marcador lo haga apostar a ganador.

 

Tenemos a aquel apostador nato que no solo apuesta por afición, sino como profesión, ya que apuesta para ganarse la vida y vivir de las ganancias de las apuestas deportivas que realiza. Este apostador no pierde el control ni en los momentos positivos ni negativos de sus apuestas y no se considera víctima de su adicción, ya que para el la suerte no existe, sino que todo se basa en los cálculos matemáticos que realiza.

 

Así vemos como son muchas las personas que han tomado este tipo de apuestas como un medio de trabajo y al mismo tiempo de diversión que les facilita desde la comodidad del hogar mantener a la familia por medio de las apuestas deportivas.

 

Pero la realidad en el mundo de las apuestas es que ya sea por hobbie, adicción, afición o profesión tienes que tener mucho sentido común para no tocar fondo.

 

Y aunque no todo en la vida es trabajo, el ser humano tiene que buscar la forma de recrearse, de tener su espacio para compartir, para vivir, y ¿por qué no? para apostar.

 

Hay unos que juegan para ganarse la vida, hay otros que juegan para entretenerse. La mayoría lo hacen porque son aficionados a algún deporte, otros porque son profesionales. De una u otra forma hay que buscar un equilibrio que permita tener una vida segura y saludable tanto física como mental para poder disfrutar de todo lo bueno que nos rodea.

 

Son muchas las personas, familias, colectivos que llenan las gradas de algún estadium y todos van con un objetivo fijo: ver ganar a su equipo favorito. Son muchas las alegrias , las lagrima , la decepción y la tristeza reflejadas en aquellos rostros.

 

Pero en otros se ve la preocupación porque apostaran y su equipo va perdiendo mientras que el contrario se ufana porque va ganando. Es la ley de la vida, unos ganan otros pierden.

 

Y así la vida sigue su curso. Solo el individuo como ser social es el único que tiene la capacidad de elegir la forma de vida que más le convenga o adaptarse a los cambios que la misma sociedad le presenta.

 

Todo depende de como prioriza cada parte de su vida, de colocar por delante la responsabilidad, el respeto, el buen sentido y la facultad espiritual que le permita transitar por caminos de rectitud, de honestidad, de prudencia y sobre todo de honradez.